Habla
bien quien es claro al articular y producir el habla, interviene la buena pronunciación
combinada con el tono, la entonación, la intensidad, el ritmo. La melodía, el
ritmo oportuno en cada caso.
La naturalidad,
también, es una de las claves del éxito, la monotonía, el automatismo en la reproducción
hace cansino el discurso; la rapidez que toma a veces éste, impide la comprensión
de muchas partes del mismo. La lentitud excesiva esta reñida con la cualidad
que todo público alaba y reclama de un orador.
Cuando
el público espera un discurso oral, el tono de lectura que imprimen algunos
oradores a su discurso provoca rechazo. El público valora positivamente la espontaneidad
del orador.
No sabe
hablar quien no tiene un buen dominio de la entonación y de los elementos prosódicos
en general.
muy bueno
ResponderEliminar