sábado, 20 de julio de 2013

La claridad e la expresión



Habla bien quien es claro al articular y producir el habla, interviene la buena pronunciación combinada con el tono, la entonación, la intensidad, el ritmo. La melodía, el ritmo oportuno en cada caso.
La naturalidad, también, es una de las claves del éxito, la monotonía, el automatismo en la reproducción hace cansino el discurso; la rapidez que toma a veces éste, impide la comprensión de muchas partes del mismo. La lentitud excesiva esta reñida con la cualidad que todo público alaba y reclama de un orador.
Cuando el público espera un discurso oral, el tono de lectura que imprimen algunos oradores a su discurso provoca rechazo. El público valora positivamente la espontaneidad del orador.
No sabe hablar quien no tiene un buen dominio de la entonación y de los elementos prosódicos en general.

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