El discurso tiene un límite de tiempo. Se sabe que en su practica, se hace uso de de
discursos dialogantes, intervenciones, y
demás; todo ello debe estar bajo el tiempo permitido. Dicen que si la tiempo
establecido en una hora, el publico, al cumplirse lo dicho, comenzara a pensar en otras cosas. Es mejor preparar un
discurso en cuarenta y cinco minutos.
La improvisación es en muchos oradores la cusa
de su incontrolada verborragia y de su falta
de control de tiempo. Cuando un orador le falta tiempo en su intervención denota
falta de preparación y de organización del contenido, cuando no también inseguridad.
Si uno tuviera el tiempo del mundo para decir
algo, no tendrían oyentes.
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